EL LUGAR QUE NO TEME
“…Mientras que hay algo en nosotros con un miedo inherente a la muerte, también hay algo en nosotros que no tiene miedo a la muerte”
(Michael Kearney, Palliative Care Consultant of Santa Barbara)
Dar un alta es una batalla ganada a la muerte, el éxitus, una perdida. Este es el escenario actual para muchos profesionales de la salud. El miedo a morir y a que mueran las personas a las que se atiende está más vivo que nunca. La parte que teme a la muerte se ha convertido en el epicentro en la atención a los enfermos. Sin embargo, qué necesario es reconocer en cada uno de nosotros esa otra parte que no teme.
Se trata de un espacio interior que posiblemente nos ha servido de refugio en muchas otras ocasiones en la vida. Lugar íntimo, propio, del que emerge una sensación de bienestar que puede paliar el miedo, la preocupación, la incertidumbre… En ese lugar uno puede respirar serenidad, paz, seguridad… Las circunstancias siguen siendo las mismas, pero la mirada no.
Podemos hacer el ejercicio de cerrar los ojos y recordar alguna de esas situaciones en las que emergió esa sensación interna de confianza. En aquel instante todo lo que pesaba, lo que ahogaba, se volvía más ligero, más amplio. Rescatando esa vivencia, ese momento, es posible volver a respirar la sensación de amplitud y de calma.
Habitemos más ese lugar porque lo importante no es únicamente lo que hacemos sino desde donde lo hacemos.
María Rufino, psicóloga.
www.mariarufino.com